Espíritu, Alma y Cuerpo

Espíritu, Alma y Cuerpo

Todos tenemos tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Cuando somos salvos, nuestro espíritu es hecho nuevo. Pero nuestras almas y nuestros cuerpos aún necesitan ser cambiados. Esta serie te enseña cómo compartir la nueva vida que ya está en tu espíritu con tu cuerpo y con tus emociones.

¡El Conocimiento es Poderoso!

Yo acababa de regresar de un vuelo al extranjero donde de cortesía a Jamie y a mí nos trasladaron a la clase ejecutiva. Los asientos se convertían en una cama plana. Fue maravilloso. Realmente reduce el malestar del cambio de horario. Mientras me estaba quedando dormido, pensé en John Wesley que atravesó el Atlántico en la bodega de un barco. Tan sólo el trayecto de ida le tomó un par de meses, y las condiciones eran terribles. En cambio, mi vuelo de Londres a Denver tomó nueve horas, y yo disfruté de lujos que Wesley nunca pudo haberse imaginado.

Todas las comodidades y los avances modernos son posibles gracias al conocimiento. El hombre no ha creado nada nuevo; solamente descubrió las leyes que el Señor estableció desde el principio. Los pájaros con sus “cerebritos” han estado volando desde el principio. Lo mismo ocurre con las comunicaciones, la electricidad, la computación y muchos otros avances modernos. El hombre solamente está descubriendo las leyes que Dios ya creó.

Aunque la humanidad ha hecho enormes descubrimientos que han cambiado totalmente la forma en que vivimos, pareciera que sabemos menos de nosotros mismos que las generaciones pasadas. Aunque nuestros antepasados no tenían todas las comodidades modernas, tenían una paz y una fuerza que eluden a la mayoría hoy en día. A medida que nuestro conocimiento del mundo natural ha aumentado, nuestro conocimiento de las cosas espirituales ha disminuido. En su arrogancia, el hombre, cree ciegamente que puede resolver todos los problemas en la vida. Pero no puede haber paz en el exterior si no hay paz en el interior.

Hay todo un universo el cual el hombre aun con toda su sabiduría ignora. Ése es el mundo del espíritu. Y no sólo estoy hablando del reino espiritual afuera de nosotros, sino también del ser espiritual dentro de cada persona.

Tú Tienes la Naturaleza de Cristo

No somos animales evolucionados; fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26). Somos seres espirituales. La mejor manera de controlar el mal comportamiento no es a través de más leyes, los detectores de metales o la ingeniería social; la mejor manera es cambiando el corazón de la gente, uno por uno y sólo Jesús puede hacer eso.

Es triste, pero, inclusive muchos cristianos han perdido este punto de vista espiritual. Hay muy pocos cristianos que saben quiénes son en el espíritu. De hecho, la religión les ha enseñado que simplemente son pecadores por naturaleza, justo lo contrario de lo que la Biblia enseña.

Es cierto que todos nacimos siendo pecadores (Sal. 51:5) y teníamos la naturaleza del diablo obrando en nosotros (Ef. 2:2-3). Pero cuando vinimos a Cristo y recibimos la salvación, nos convertimos en una nueva persona en el espíritu.

De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

2 Corintios 5:17

Este versículo no está hablando de tu cuerpo físico. Si eras un hombre antes de aceptar a Cristo, seguirás siendo un hombre después de aceptar a Cristo. Tu cuerpo no fue lo que cambió. Y tu alma, que es lo que la Biblia llama la parte mental-emocional, tampoco cambió automáticamente. Tu alma es susceptible al cambio, y por eso tienes que renovar tu mente para poder experimentar el cambio en tu mente y en tus emociones.

Pero en el espíritu, te convertiste en un ser nuevo. Tu espíritu fue totalmente transformado y ahora eres una nueva clase de ser. Ya no queda una vieja naturaleza de pecado en ti.

Sé que esto es una gran sorpresa para muchos de ustedes que han sido adoctrinados en la teología de la naturaleza antigua contra la nueva naturaleza.

Tu Antigua Naturaleza de Pecado Murió

A la mayoría de los cristianos se les ha enseñado a creer que después de la salvación, siguen siendo los mismos en lo más profundo de su ser, y viven el resto de sus vidas tratando de contener esta vieja naturaleza. Creen que tienen dos naturalezas. Eso es una mentalidad esquizofrénica, y produce cristianos que no se parecen en nada a Cristo.

Pablo trató con este tema en Romanos 6. Él había demostrado de una manera tan poderosa en los capítulos anteriores que Dios trata con nosotros por gracia por medio de la fe que la pregunta lógica era: “¿Continuaremos en pecado, para que la gracia abunde?” (Ro. 6:1). Claro que esto no es lo que Pablo estaba diciendo, y dio dos razones en este capítulo para que los cristianos vivan en santidad.

La primera razón que Pablo dio simplemente dice,

Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

Romanos 6:2

¡Qué declaración tan radical! La mayoría de los cristianos no creen esto hoy en día. Creen que están vivos al pecado y que, con mucho esfuerzo, frustración y derrota luchan contra esta naturaleza de pecado por el resto de sus vidas. Eso no es lo que Pablo creía.

Pablo dijo que una vez que somos bautizados en Cristo (Ro. 6:3), experimentamos una muerte a nuestra antigua naturaleza de pecado. Está muerta. Se ha ido. Ya no existe.

Hasta me parece que oigo a la gente decir, “¿Qué!? ¿Estás loco? Todavía lucho con muchos pecados. No estoy muerto al pecado.”

Admito que los cristianos aún pecan. Pablo mencionó esto en este mismo capítulo y lo trató con más detalle en Romanos 7. Pero nuestra naturaleza ha cambiado. La única razón por la que aún pecamos es porque no conocemos estas verdades (Jn. 8:32).

Una Nueva Creación

Nuestras mentes son similares a las computadoras en el sentido de que pueden ser programadas. Y una vez programadas, seguirán funcionando según lo programado hasta que las volvamos a programar. Todos nacimos en pecado, y nuestra antigua naturaleza de pecado programó a nuestras mentes para ser egoístas, amargados, coléricos, codiciosos, etc. Cuando nacemos de nuevo (Jn. 3:3), llegamos a ser totalmente nuevos en nuestro espíritu. Esta antigua naturaleza ha cambiado por completo (2 Co. 5:17). No está en proceso de hacerse nueva; ya es tan pura y perfecta como Jesús (1 Jn. 4:17, 1 Co. 6:17 y Ef. 4:24).

Pablo llamó a ésta, la vida de resurrección. En Romanos 6:5, dijo,

Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.

Pero en el siguiente versículo, dijo que tenemos que saber algo para experimentar esta vida de resurrección. Lo primero que mencionó es que “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él [Cristo]” (Ro. 6:6, se añadieron los corchetes). Esto no es algo que aún no haya sucedido o que tenga que suceder una y otra vez; es un trato hecho. En nuestros nuevos espíritus nacidos de nuevo, estamos muertos al pecado.

Entonces Pablo dijo,

Para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

Romanos 6:6

Nuestra naturaleza pecaminosa está muerta y se fue, pero dejó un cuerpo. Ese cuerpo es la mente carnal. Seguirá funcionando según lo programado hasta que volvamos a programarla. Eso es lo que la Biblia llama la renovación de la mente. Nuestra vida se transforma por la renovación de nuestra mente (Ro. 12:2).

El Poder de Renovar la Mente

Por lo tanto, la victoria en la vida cristiana es tan simple como renovar nuestra mente a lo que somos y a lo que ya hemos recibido en Cristo. No es la lucha de dos naturalezas dentro de nosotros; somos lo que pensamos (Pr. 23:7). Si nos vemos a nosotros mismos como viejos pecadores, salvados por la gracia, entonces seguiremos luchando con el pecado. Pero cuando nos percatemos del cambio total que se llevó a cabo en nuestra naturaleza, manifestaremos ese cambio en nuestras acciones.

Cuando nos vemos como si una parte de nosotros fuera del diablo, actuamos como tal. Pero cuando vemos quiénes somos en Cristo, es decir, en nuestro espíritu nacido de nuevo, llegamos a ser como Él (2 Co. 3:18; 1 Jn. 3:2). La forma en que nos vemos a nosotros mismos se convierte en una profecía que se cumple.

Esta es la revelación predominante que el Señor ha usado para cambiar mi vida. Tuve un encuentro que alteró mi vida con el Señor el 23 de marzo de 1968. El Señor usó eso para llamar mi atención y mostrarme que había mucho más de lo que yo sabía. Pero es la revelación que recibí de la Palabra sobre la nueva creación en que se convirtió mi espíritu, lo que ha causado el mayor impacto y el cambio más duradero en mi vida. Ha cambiado totalmente mi identidad.

Eres la Justicia de Dios en Cristo

Yo le llamo a esta revelación Espíritu, Alma y Cuerpo. Este término no es una frase pegadiza, sino una manera de describir la forma en que el Señor me reveló estas verdades. He llegado a entender que soy un ser espiritual que tiene un alma y vive en un cuerpo. Pero el verdadero yo es mi persona espiritual. Y es en el espíritu donde he sido totalmente cambiado y hecho como Jesús.

Puesto que Dios es un Espíritu y trata conmigo sobre la base de quién soy en el espíritu (Jn. 4:24), esto ha cambiado todo. Ahora adoro a Dios basándome en quién soy en el espíritu y no en quien soy en mi carne; es decir, cómo actúo o me siento. Ahora entiendo cómo nuestro santo Dios puede amarme verdaderamente, y es porque en mi espíritu nacido de nuevo, soy totalmente justo y santo (Ef. 4:24). Mi espíritu es Su hechura (Ef. 2:10).

Descubrí que soy redimido de la Ley porque la Ley no fue hecha para un hombre justo (1 Ti. 1:9). La Ley fue dada para mostrarnos nuestra necesidad de la salvación, pero no pudo salvarnos (Ro. 3:19-21). Pero lo que la Ley no pudo hacer, lo hizo Jesús (Ro. 8:3-4), y ahora soy la justicia de Dios en Cristo (2 Co. 5:21).

Esto me da derecho a todo lo que Dios es y tiene. Tengo Su autoridad para usarla, y en la medida que la he usado, he experimentado resultados milagrosos. Estoy tan emocionado por esto, que mi deseo es compartir estas verdades con todo el mundo.

 

Texto bíblico: Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.
Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Reina-Valera 1960 ® es una marca registrada de las Sociedades Bíblicas Unidas y puede ser usada solo bajo licencia.

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